Lo que puede haber sido para cualquier establecimiento de su clase todo un lujo y una excelente fuente de ingresos -el ser la sede de la concentración de la Selección Peruana de Fútbol, que el año pasado se clasificó a un Mundial luego de 36 años- se convirtió para el Swissôtel, en la última semana, en quizás el peor de sus negocios debido a lo que falta siempre en casos como los que ha atravesado este hotel de cinco estrellas: Comunicación.